I. INTRUSIÓN.
"¿Y si todo terminara hoy?" No duele. No espanta. Es una pregunta que aparece como un susurro mientras se cepillan los dientes o se espera en un semáforo en rojo. No busca respuesta. Sólo está ahí. Como un huésped que no se va. No es deseo de morir. Es deseo de pausa. De cese. De nada.
II. HABITUACIÓN.
El pensamiento regresa. Más seguido. Más cómodo. Se instala sin ser invitado. Ya no es una idea extranjera. Es parte de la rutina. "No lo haría todavía, pero saber que puedo... me calma". Y ese consuelo se vuelve adicción. Porque el mundo afuera sigue pidiendo, sigue hablando, sigue golpeando. Y la idea de desaperacer es el único lugar que no exige nada.
III. EROSIÓN.
Las emociones empiezan a aplanarse. lo que antes dolía ahora sólo cansa. Lo que antes gustaba ahora aburre. Lo que antes preocupaba, ahora ya no importa. Relaciones que se desgastan. Las palabras pierden valor. Los días pierden forma. Sólo queda un eco: "Nadie nota que estoy muriendo por dentro". La mente no se queja. Se retira. Se apaga en silencio.
IV. JUICIO.
La mente toma el control. Ya no hay impulso, hay análisis. Hace listas. Calcula. Recuerda. Recita errores como mantras. Saca conclusiones lógicas: Estorbo, fracaso, desgaste. Evalúa el daño así mismo y a los demás. Y en esa evaluación, se convence de que la ausencia es menos dañina que su existencia. "Estoy haciendo un favor. Después va a doler menos". No hay caos. Hay razonamiento. Frío. Claro.
V. PREPARACIÓN.
La mente no improvisa, planea, organiza, revisa. Se asegura de no fallar, no molestar, no dejar nada pendiente. No por romanticismo. Por orden. Se practica la cara frente al espejo. Se prepara el cuerpo para la última sonrisa. Se ensayan despedidas que no son explícitas, pero que ya dicen adiós. El alivio es real. La mente cree que ya resolvió el problema. Porque al fin, hay una salida. No más ruído. No más guerra. Sòlo cierre.
VI. AUSENCIA.
Ya no hay pensamientos, sólo decisión. La mente ha dejado de buscar motivos para quedarse. Sólo ejecuta, el cuerpo obedece. El tiempo pierde forma. Este es el punto de no retorno donde nadie puede ya entrar, donde nada llega, donde el mundo queda afuera. Y despues... silencio.
VII. SIMULACIÓN.
La mente juega con el escenario. No sólo piensa en morir, lo ensaya: Detalles, métodos, reacciones. No fantasea con el acto, sino con el después. ¿Quién lloraría, quién se culparía, qué se escribiría en la nota? No es narcisismo, es necesidad de existir al menos en el impacto, de dejar algo si ya no queda nada dentro.
VIII. ANESTESIA.
Ya no duele: Ni la idea, ni el cuerpo, ni las palabras de otros. la mente se desconecta como mecanismo de defensa. Es como si una capa de hielo se formara alrededor del yo. Ya no hay miedo, ya no hay culpa, sólo nada. Y la nada, para alguien que ha sufrido, es descanso.
IX. CONTRADICCIÓN.
Aquí se da una pelea silenciosa: La parte de la mente que quiere terminar y la que aún quiere quedarse, se enfrentan. Pero no con gritos, sino con susurros: ¿Y si estoy exagerando, y si sólo necesito dormir bien, y si mañana mejora? No es esperanza, es incertidumbre, una grieta en el hielo. A veces esa grieta salva, a veces, sólo retrasa.
X. EXTERIORIZACIÓN.
La mente lanza señales. Prueba, insinúa, habla más de la muerte, o se despide sin hacerlo evidente. No siempre para pedir ayuda, sino para comprobar algo: ¿Hay alguien ahí de verdad? Ciuando nadie responde, la decisión se refuerza. Cuando alguien lo nota, la lucha empieza de nuevo.
CAPÍTULO 1º- EL SUICIDIO: UNA SOMBRA TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD - VER AQUÍ
CAPÍTULO 2º - ¿CON QUÉ SE CONFUNDE EL SUICIDIO CUANDO SE HABLA DE ENFERMEDAD MENTAL? - VER AQUÍ
CAPÍTULO 3º - VIAJE A LA MENTE DEL SUICIDIO: ETAPAS - VER AQUÍ
CAPÍTULO 4º - INFORME CRUDO SOBRE EL SUICIDIO EN ESPAÑA - VER AQUÍ
CAPÍTULO 5º - FRASES QUE SE CUESTIONAN DESDE DENTRO DE UNA MENTE SUICIDA - VER AQUÍ
CAPÍTULO 6º - ¿SE ESTÁ HACIENDO REALMENTE ALGO POR EL SUICIDIO EN ESPAÑA? - VER AQUÍ
CAPÍTULO 7º - LAS SOLUCIONES QUE NADIE DA Y SALVAN VIDAS - VER AQUÍ